Por un instante quiero
que usted se convierta en el representante de un jugador de fútbol o
baloncesto. Su misión es buscar y firmar el mejor contrato para su
representado. Existen muchas ligas nacionales e internacionales que pueden
contratarlo.
Usted da
inicio a la promoción y con buena suerte una de ellas responde. Se interesa en
su jugador. Lo ha observado durante buen tiempo. Deciden extenderle un
contrato.
Ahora
viene la decisión más difícil.
¿Por cuánto
tiempo se deberá firmar…?
¿Por
cinco, diez o quince años? ¿Qué es lo mejor para su jugador?
Tiene
usted treinta segundos para responder…
¿Por qué?
¡Porque
los jugadores se contratan por temporadas!
El jugador
Cristiano Ronaldo firmó en septiembre un contrato que le une al Real Madrid
hasta el 2018, convirtiéndose en el jugador mejor pagado de la historia. El
crack portugués cobrará un total asegurado de 21 millones netos por temporada.
He
utilizado este ejemplo para hacerle ver que al igual que en el fútbol o baloncesto,
nuestros libros, obras o novelas como quiera llamarlos, son nuestros jugadores
—nosotros quienes los creamos—, venimos a convertirnos en sus representantes; y
la editorial, la entidad deportiva que los contrata.
Ahora le
haré nuevamente la pregunta: ¿cederá usted a su jugador por cinco, diez o
quince años? Pero antes le pregunto: ¿conoce usted a la editorial?
Piense
bien su respuesta, dado que los ingenuos
existen, uno solo tiene que buscarlos y en eso las editoriales, también son expertas al momento de diseñar el
contrato.
¿Por qué
no debo ceder mi jugador tantos años a la editorial?
En
principio, porque según usted para la editorial las temporadas
simplemente no existen. Pero le presentaré la pregunta de otra manera: ¿por qué
la editorial quiere poseer tanto tiempo a su jugador?
La respuesta
es sencilla, porque usted nunca fue capaz de proponer menos años y más efectividad
para concretar más ventas para sus libros. Porque usted tendrá que realizar la
publicidad si quiere que se vendan y así llegar al segundo contrato de edición.
¿Por qué sucede
esto? Porque usted solamente firmó para obtener su deseo de protagonismo y
decirle a medio mundo: miren la editorial
tal ya firmó conmigo.
¿Pero a
qué costo? Eso nunca lo dirá, pues da la casualidad que la editorial le tiene prohibido decir la cifra. Aunque por
cierto, yo la conozco y es una cifra ridícula.
Aquí
existen unas variables a tomar en consideración. ¿La editorial que lo quiere
contratar es nacional o internacional? ¿Cuántos años tiene en el mercado?
¿Quiere que usted ceda sus derechos para editar en papel o también será un
contrato por la versión electrónica? ¿De cuántos ejemplares en papel será el
tiraje a imprimir?
Son muchas
preguntas las que debe hacerse un buen representante, ¿verdad?
Bien. Y si
la editorial le dice a usted que solo imprimirá 1,000 ejemplares y el contrato
de alquiler es por diez años. Entonces, lo lógico es suponer que la editorial
piensa vender 100 libros por año.
Eso es un
mal negocio para la editorial, ¿no cree usted?
Le hago
otra pregunta. ¿Qué sucede si la editorial se declara en quiebra?
Bueno, no
me diga que usted es de los que piensa que eso
no sucederá; o de esas otras buenas
personas, que dicen: bueno, ambos
hemos perdido.
¡Si así
piensa usted es un iluso! Y debería de ponerlo con mayúsculas.
Le digo
iluso, pues al poseer la editorial los amplios derechos cedidos —por usted— por
tantos años. Lo que hizo la editorial antes de declararse en quiebra fue algo muy
simple, traspasó el contrato a otra
editorial. Y así de fácil ganó dinero. En otras palabras, cedió su jugador a
otro club. Y no necesitó en lo absoluto preguntárselo, dado que ellos tienen su
firma en ese contrato.
¡Pero
cuando se realiza ese traspaso entre
clubes, los jugadores también reciben dinero!
Por
supuesto que lo reciben. Pero… ¿Usted incluyó esa cláusula en el contrato?
Ahora
recuerdo que nadie imaginó nunca, que algún día el Concorde dejaría de volar.
Hoy el
negocio editorial es más democrático,
ahora existe la autoedición y no sabemos qué ocurrirá mañana. Incluso si las librerías
seguirán existiendo.
¿Y si la
editorial no vende en esos cinco, diez o quince años ninguno de sus libros?
¿Tendrá usted alguna retribución económica por el tiempo perdido?
Por
supuesto —me olvidaba de comentarlo—, recientemente algunas editoriales
incluyen en sus contratos que usted
es el encargado de la publicidad de su propio libro. Por tanto ahora usted y
solo usted será responsable si las ventas son: cero. Que buen negocio.
Entonces,
nuestros libros o novelas son nuestros jugadores. Nosotros quienes los
escribimos; sus representantes y merecemos buscarles el mejor de los contratos,
y ese mejor contrato es hoy por hoy, el de las temporadas cortas.
Contratos
de cinco o más años eran los de antes; antes que el libro electrónico
apareciera.
Hace poco
el escritor Mario Vargas Llosa, dijo: “Es
muy difícil profetizar qué cosa va a ocurrir, si el libro digital va a anular
enteramente al libro de papel” Bueno, por cierto fue lo más sensato que
dijo.
Aunque las
estadísticas nos revelan que al parecer, eso sucederá.
Si piensa
que su novela se merece lo mejor, si recuerda el tiempo que le tardó
escribirla. Entonces, ¿no merece usted lograr en estos tiempos el mejor
contrato editorial para su novela o libro?
Tan bien
como sabemos escribir, es saber negociar con la editorial en estos tiempos
cambiantes. Lo invito a conocer más. Lo invito a conocer mi libro: Buscamos escritores, donde usted se
irradiará de un poder que lo hará negociar mejores cláusulas a su favor.
Buen
día para todos. Felicidad en sus hogares. Nos leemos.
Dante Romero.
Escritor
Amazon.com | Networker marketing coach
4 comentarios:
Absolutamente de acuerdo con todo lo que planteas, Dante. Ya desde hace un tiempo me hago cargo yo de mis obras y me va mucho mejor que si publicara por editoriales. Logré que dos de ellas me devolvieran los derechos, felizmente sin mucho problema y actualmente tengo dos novelas con una tercera, muy importante, pero soy yo quien hace la publicidad. No tengo interés en publicar por editoriales, es el tremendo cambio que hemos tenido desde que Amazon nos dio la oportunidad. Amazon y otras plataformas que van cobrando fuerza.
Mi experiencia con la editorial. Firmé por dos libros, tres años. Lograron excelente visibilidad en las librerías de todo el país (ARG), pero nada de promoción.
Conclusión personal: Aunque estés a la vista durante varios meses en las vidrieras de las librerías, lo que verdaderamente importa es la promoción. Si la promoción debe hacerla uno mismo, ¿qué sentido tiene compartir tu trabajo con las editoriales?
Link de mi libro: http://www.tematika.com/libros/ficcion_y_literatura--1/novelas--1/argentina--3/muertes_silenciosas--563136.htm
Efectivamente Blanca Miosi, existen dos tiempos, el de antes y el de ahora; y la verdad no existe ya nada atractivo en una editorial para aceptar firmar un contrato, más aún que eso implica el recorte de muchos de nuestros derechos como escritores.
Así es Federico García Labandal, no tiene ningún sentido actualmente compartir nuestro trabajo con las editoriales. El avance del libro electrónico y la autoedición, seguirán desplazándolas. Aún nos queda por ver muchos cambios que estoy seguro seremos testigos en este nuevo 2014.
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