Hace poco
terminé de leer una obra de Stephen Edwin King (Portland, Maine, 21 de
septiembre de 1947), titulada “Mientras escribo” (Plza & Janés Editores) El libro es una autobiografía sobre sus experiencias como escritor y
también sirve como guía para aquellos que elijan entrar en el oficio; fue editado en el año 2000.
Me
encontré con Stephen en una de las tantas subastas de libros a las que suelo ir
en mi ciudad, el libro me costó un dólar,
sí de los verdes de esos americanos. Una verdadera ganga, un regalo. Desde
luego no conocía el título, al principio no creía que fuera de ese famoso
escritor del suspenso y terror. Pero ciertamente era de él y la cubierta estaba
en perfectas condiciones. Su anterior propietario lo trató muy bien.
En el
libro, King describe su estilo de escritura de gran longitud y profundidad.
Cree que para las buenas historias es mejor crear una pequeña semilla y dejar que la historia crezca y se desenvuelva desde ahí.
Generalmente empieza sus historias sin saber el final.
Sus libros
contienen referencias a la historia y cultura de los Estados Unidos,
particularmente a la más oscura y escalofriante parte de ella. Las referencias
están plasmadas en historias de los personajes, en las cuales se explican sus
temores. Algunas incluyen el crimen, guerras (especialmente la guerra de
Vietnam), y el racismo.
King
utiliza un estilo de narración bastante informal, refiriéndose a sus fans como
"lectores constantes" o "amigos y vecinos". Este estilo
contrasta con los oscuros temas de sus historias.
Stephen
King tiene una sencilla fórmula para poder escribir bien: "Lee cuatro horas al día y escribe cuatro
horas al día. Si no encuentras el tiempo para hacerlo no podrás convertirte en
un buen escritor."
He
seleccionado algunos pasajes de su libro que quiero dejarles, espero les
seduzca igual que lo hizo conmigo.
Página 20.
Yo no creo
que el escritor se haga, ni por circunstancias ni por voluntad (antes sí lo
creía). Es un accesorio que viene de fábrica, y que, dicho sea de paso, no
tiene nada de excepcional. Estoy seguro que hay muchísima gente con talento de
escritor o narrador, y que es un talento que puede potenciarse y aguzarse.
Página 41.
Si no hay
objeción, me gustaría aclarar algo lo antes posible. No hay ningún Depósito de Ideas, Central de Relatos o Isla
de los Best-séllers enterrados. Parece que las buenas ideas narrativas
surjan de la nada, planeando hasta aterrizar en la cabeza del escritor: de
repente se juntan dos ideas que no habían tenido ningún contacto y procrean
algo nuevo. El trabajo del narrador no es encontrarlas, sino reconocerlas
cuando aparecen.
Página 86.
Con mi
personaje Carrie White aprendí dos cosas: primero, que la impresión inicial del
autor sobre el personaje o personajes puede ser tan errónea como la del lector.
Segundo (pero no en importancia), darse cuenta de que es mala idea dejar algo a
medias sólo porque presente dificultades emocionales o imaginativas. A veces
hay que seguir aunque no haya ganas. A veces se tiene la sensación de estar
acumulando mierda, y al final sale algo bueno.
Página
112.
Se empieza
a escribir así: poniendo el escritorio en una esquina y, a la hora de sentarse
a escribir, recordando el motivo de no hallarse en medio de la habitación.
La vida no está al servicio del arte, sino al revés.
¿Qué es
escribir? Telepatía, por supuesto. Pensándolo bien, tiene su gracia: la gente
se ha pasado años discutiendo si existe, hay personajes como J. B. Rhine que se
han devanado los sesos para crear un procedimiento válido de comprobación que
lo aísle, y resulta que siempre ha estado perfectamente a la vista, como la
carta robada de Poe. Todas las artes dependen de la telepatía en mayor o menor
medida, pero opino que la literatura ofrece su destilación más pura.
Página
116.
Los libros
son la magia más portátil que existe. Yo suelo escuchar uno en el coche
(siempre en versión completa, porque las lecturas de textos abreviados me
parecen el colmo), y en general nunca salgo sin un libro. Nunca se sabe cuándo
apetecerá tener una válvula de escape: colas kilométricas en los peajes, las
salas de embarque de los aeropuertos, las lavanderías automáticas en tardes de
lluvia, o lo peor de todo; la consulta del médico cuando se retrasa y tienes
que esperar media hora para que te torturen una parte sensible de tu cuerpo. En
ocasiones así me parecen indispensables los libros. Si resulta que tengo que
pasar una temporada en el purgatorio antes de que manden arriba o abajo, preveo
que mientras haya biblioteca no me quejaré.
Página
119.
El acto de
escribir puede abordarse con nerviosismo, entusiasmo, esperanza y hasta
desesperación (cuando intuyes que no podrás poner por escrito todo lo que
tienes en la cabeza y el corazón). Se puede encarar la página en blanco
apretando los puños y entornando los ojos, con ganas de repartir rabia y poner
nombres y apellidos, o porque quieres que se case contigo una chica, o por
esas ganas de cambiar el mundo. Todo es
lícito mientras no se tome a la ligera. Repito: no hay que abordar la página en
blanco a la ligera.
Página
130.
Buscar
palabras complicadas por vergüenza de usar las normales, es de lo peor que se
le puede hacer al estilo. Es como ponerle un vestido de noche a un animal
doméstico. El animal pasa vergüenza, pero el culpable de la presunta monería
debería pasar todavía más. Propongo desde ya una promesa solemne no usar
“retribución” en vez de “sueldo”, ni “John se tomó el tiempo de ejecutar un
acto de excreción” queriendo decir que «John se tomó el tiempo de cagar», di
«John se tomó el tiempo de hacer sus necesidades» (o «John se tomó el tiempo de
ir de vientre»). No es que quiera fomentar las palabrotas, pero sí el lenguaje
directo y cotidiano. Recuerda que la primera regla del vocabulario es usar la
primera palabra que se te haya ocurrido, siempre y cuando sea adecuada y dé
vida a la frase.
Quienes
deseen adquirir el libro, sé que posee nueva versión y lo pueden hallar en Amazon y en librerías importantes.
Buen día para todos. Felicidad en sus hogares. Nos leemos.
Dante
Romero
Escritor Amazon.com
1 comentarios:
'On Writing' que es como se llama el libro en versión original es uno de los libro de escritura más celebrados y citados por escritores angloamericanos. Yo lo leí hace tiempo (lo tomé prestado de la biblioteca) y me compré una copia hace poco. Me encanta como escribe,y como escribe sobre escribir.
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